El Diseño Industrial está formado por un conjunto muy diverso de conocimientos (geometría, ingeniería, materiales, dibujo, historia, sociología, color, metodología, ergonomía, etc.), que se encuentran entrelazados bajo un único paraguas, dando como resultado, nuestra disciplina.
Seguramente estaremos de acuerdo en que es prácticamente imposible adquirir en profundidad todos los conocimientos de esas ramificaciones formativas que se integran en el Diseño Industrial.
Desgraciadamente, la ausencia de cátedras que puedan unificar todos estos conocimientos en pos de la formación del futuro profesional diseñador industrial argentino, es una realidad actual.
No comparto con las instituciones académicas, que las materias enlazadas con disciplinas como la matemática, la física, la ingeniería, sean dictadas de manera tal que uno no pueda dilucidar la relación entre estas y el Diseño Industrial: no hay conexión, aunque en la realidad sí haya relación.
Estas disciplinas, no solo están dictadas por arquitectos e ingenieros (no tengo nada personal contra ellos), sino que aquellos que las dictan, claramente no conocen, no aprecian, ni valoran la profesión del diseñador industrial, somos subestimados por nuestros propios docentes y jefes de cátedra.
Creo que esta falta de comunión teórica sobre el aprendizaje del Diseño Industrial ha causado una ruptura total con planteamientos académicos que eran, desde ciertos puntos de vista y así se nos ha hecho siempre entender, válidos.
Bajo este procedimiento, predominante hoy día, está claro que necesitamos un mayor esfuerzo a la hora de realizar nuestro trabajo: ¡Porque la resolución de un proyecto, basándonos en la formación del diseño industrial actual, nos obliga a depender de un mayor número de profesionales y expertos especializados que han de intervenir en la misma solución!
Podemos entender que esta puesta en práctica, es totalmente aceptada y avalada por los propios planes de estudio actuales. Así que valga la redundancia, creo que debemos volver a diseñar las enseñanzas del diseño, para lograr un fin lo más optimizado y eficientemente posible.
El futuro de nuestra profesión bien lo merece.
